Marisquerias En El Puerto De Santa Maria

Tenía 20 años y una carrera de ingeniería por delante que abandona para acudir en ayudar de su padre y ofrecerle apoyo en esos instantes tan duros. La incorporación de José Antonio provoca que Pepe y el negocio salgan del bache. Juntos comienzan el sendero hacia la expansión de la firma. Unos años mas tarde, en 1952, consiguieron comprar y amoldar un local extenso en la calle Calvo Sotelo nº 3, con una infraestructura mas completa, donde contaron con la ayuda de poco mas de 10 empleados, casi todos familiares. Es curioso poner énfasis los medios de conservación del producto que se empleaba en aquella época, la sal, que lograban en las salinas de El Puerto de Santa María. He estado a finales de julio, y el precio lo veo un tanto prominente, si bien sí bien es verdad que tanto el marisco como la frituras lo solicitas y pagas por peso, compruebas al final que te sale un tanto caro y a eso , si te sientas en sus terrazas, añade la bebida.

Pero entre los grandes logros de Romerijo fue popularizar, poner al alcance de todo el mundo, un producto de lujo, que se adquiría y consumía en instantes particulares de celebración. En Romerijo se gozaba y se disfruta del «ritual» del marisco, manchándose las manos pelando las gambas, sorbiendo el coral de las cabezas, estimando que están comprando algo único, fresco, preparado al momento y a la vista de todos. Pero el verdadero artífice del uso de técnicas de marketing fue su hijo José Antonio. Olga, su hermana, destaca que «logró una excepcional labor. Posicionó a la marca en lo mas alto, adquiriendo gran relevancia mas allá de nuestras fronteras y dio un enorme impulso y avance el negocio». José Antonio Romero Zarazaga nació en 1923 en Sanlúcar, más allá de que se fue a vivir a El Puerto aún cuando era niño.

Las Estrellas De Romerijo

Su padre, Manuel Romero, era un conocido exportador que gozaba de enorme prestigio entre los usuarios de los mercados centrales de Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. Romerijo pertence a los sitios que no les podéis perder, comer ese pescaíto, ese marisco… Y luego iros dar una vueltecita en el Vaporcito a Cádiz. Olga Romero señala que jamás se han apartado del espíritu emprendedor inculcado por sus padres, pero hoy día «vivimos un instante de mucha indecisión y volatilidad en la economía. Es tiempo para bastante observar y ser reservados, pero teniendo claro que es seguro que volveremos a utilizar la fórmula de mis padres, la imaginación, para seguir escribiendo esta historia». Gracias al apoyo de su esposa Lolita, tres años menor que el, y de sus suegros, Antonio Sánchez y Dolores Teja, sacó adelante el proyecto.

José Antonio Romero Zarazaga, el principal creador, consiguió el reconocimiento póstumo de su ciudad con una calle que transporta su nombre y son varios los premios logrados por la firma. Este año exactamente fueron propuestos para recibir, en un acto solemne que se celebrara en el mes de diciembre en el Ayuntamiento, la medalla de oro de la Localidad de El Puerto de Santa María. Estos fuegos no son redondos sino más bien cuadrados, así como los canastos donde se pone el marisco para su cocción, para que así el agua se calentara por igual en las calderas donde se cocía el producto. El proceso de cocción del marisco es sencillísimo, en él solo interviene el agua, la sal y el tiempo. Fueron asimismo vanguardistas en la implantación de los métodos de trabajo y prosiguen estrictos protocolos donde «todos y cada uno de los tiempos de cocción y las temperaturas están medidos para que el marisco siempre saliera igual».

marisquerias en el puerto de santa maria

Hoy en día sirven marisco cocido en España y Portugal y tienen abierta desde hace unos años una línea de negocio dedicada en venta de marisco y pescado crudo para bares y sitios de comidas. Entre los años 1951 y 1955, Pepe, para explotar la imagen y buen nombre de su padre en esos mercados, comercializaba sus productos con los apellidos de él, como “Romero García ”. Aquí está el origen de la marca, que aparece de forma espontánea y como forma de abaratar el precio de los telegramas, que eran los documentos comerciales que se empleaban en la temporada. Estos se cobraban según el número de letras, así que fueron acortando el nombre quitando letras, para ahorrar costes hasta dejarlo en “Romerijo”. Puedes llegar, sentarte y pedir a la carta, hay extensa variedad de mariscadas a diferentes costos. Pero lo mejor indudablemente es llegar, buscar mesa , luego pasar al cocedero de marisco y coger cuanto quieras al peso, una vez hecho esto, en frente esta la freiduría, lo mejor, realizar lo mismo, coger al peso el pescaíto frito y sentarte a gozar de la comida, con unas cervezas o una manzanilla de la tierra.

Cocedero De Mariscos

“De nuestra madre conservamos, apunta Olga, además, sus famosas “colitas”, que fueron el comienzo de todo, que eran los trozos de cigalas, gambas o langostinos que les hacía falta la cabeza y se vendía a un precio mucho más barato y aún en nuestros días se mantienen en venta y cuentan con varios seguidores». Pepe se ocupaba todos los días de la adquisición del marisco en las lonjas de la región. Lo cocían en el local de la calle Calvo Sotelo. Las mujeres lo estibaban y lo empaquetaban, cubierto de sal.

El destino, sobre todo, La capital española, donde tenían sus principales clientes. Al estibar y escoger el marisco para enviarlo a sus destinos, se producía un sobrante de modelos. Lolita tuvo la genial idea de venderlo a sus paisanos en cartuchitos, en un puesto que logró que le montaran en los aledaños de la plaza de abastos. El éxito fue tal que a continuación, instalaron otro en el Parque Calderón. Me esperaba mucho más tras leer los comentarios. Hemos pedido una degustación y las raciones liliputienses, tuvimos que añadir unos chipirones y unos boquerones para lograr decir que hemos comido.

La consejera encargada de la firma señala que «esa es una de nuestras primordiales conquistas, haber logrado que el marisco llegue a todos los públicos. Aquí disponemos a diario una treintena de especialidades que en temporada se pone en mucho más de cuarenta y cinco, donde se puede obtener langostinos o gambas, cigalas… en una banda de costes que va desde 12 euros hasta más de 35 euros el cuarto de kilo». Hasta ese momento, los bares de alrededor permitían el consumo del marisco en sus terrazas, pero pronto se quedaron pequeñas.

Los Más Destacados Restaurantes En El Puerto De Santa María

Cuando voy a Cádiz, siempre y en todo momento suelo pasar por el Romerijo, cocedero de marisco y freiduría que se encuentra en la Ribera del marisco en el Puerto Santa María. Es uno de los sitios que suelo sugerir a la multitud que viaja a Cádiz, en tanto que la relación calidad-precio es bastante buena. «Lo cierto es que la firma siempre estuvo muy unida a su localidad y fué un enorme orgullo para toda nuestra familia, llevarla siempre y en todo momento con nosotros». «Fueron años definitivos para Romerijo, ya que la imagen de marca y calidad inicia una importante trayectoria que llega hasta nuestros días», dice Olga Romero, de hoy consejera encargada de la firma portuense. Se puede obtener de forma directa gran variedad de mariscos cocidos, al peso y cocidos al momento, para llevar y consumir en casa, o en las mesas y terrazas del propio restaurante, acompañados con cerveza u otra bebida.

Puerto De Santa María

El cocedero de mariscos y restaurante Romerijo del Puerto de Santa María está ubicado en la calle de la primordial, frente al río. Se encuentra dentro de los cocederos de mariscos más habituales del sur de España. Tres años mas tarde, en 1988, en la región delantera de este centro de manipulación ubicado en la antigua carretera N-IV, hoy en día Av. De Europa, se inauguró otro local que reunía los dos oficios, cocedero y cervecería. «Nuestro padre siempre y en todo momento tuvo mucho olfato comercial y siempre confió en que aquella zona del puerto sería el futuro, y no se equivocó».

Confiaron en la iniciativa y los apoyaron cediéndoles, en sus principios, los miradores de su casa para empezar esa novedosa actividad. Pertence a los sitios favoritos para el buen comer y cenar de varios moteros durante los días y noches del G. P. De Jerez, o durante el resto del año, en el momento en que se pasa por el Puerto de Santa María. Terminamos en este lugar de comidas por recomendación de múltiples personas y lo cierto es que no nos defraudaría.